sábado, 26 de marzo de 2011

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO EN AFGANISTAN

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO EN AFGANISTAN

En virtud de que existen diferentes puntos de vista referentes al actual conflicto de Afganistán, consideramos, que es de vital importancia el analizarlos en detalle, con la finalidad de obtener un criterio más amplio acerca de las causas y consecuencias del conflicto.
Así mismo nos encontramos con ciertas limitantes, como por ejemplo, la veracidad y manipulación de la información por parte de las diferentes fuentes.
Al retomar los hechos del 11 de septiembre en Nueva York, el pueblo y el presidente estadounidense aseguran sin duda que se trata de una nueva guerra, donde existe aparentemente una derrota militar, económica y cultural de los estados unidos, sin embargo por tratarse de un acto terrorista, este acto de guerra no constituye de ningún modo un deshonor para los Estados Unidos, donde por el contrario se hizo evidente la vulnerabilidad de una civilización de alta concentración urbana.
Desde la culminación de la guerra fría, los Estados Unidos se han involucrado en la guerra en Irak, Somalia, y actualmente en Afganistán las intervenciones se han promocionado como despliegues humanitarios para detener una agresión, derrocar regímenes dictatoriales o poner fin al terrorismo. Después de cada intervención la atención a girado en torno a especular que país será el próximo, ignorándose así en gran medida lo que las intervenciones estadounidenses han dejado detrás.
Causas que originaron el actual conflicto en Afganistán
Al intentar analizar profundamente las causas de los actos terroristas que han sufrido los estadounidenses, en apariencia pueden no tener una explicación lógica ó coherente, ya que el terrorismo de que ha sido victima Estados Unidos pudiera tener su origen en una globalización mal encausada de la extensión de una economía neoliberal; así como también de la mala imagen de la supremacía militar de este país; por lo que más que un odio pasional consideramos que estos ataques tienen causas estructurales. A pesar de esto, el pueblo estadounidense y sus representantes no han prestado la debida atención a las causas fundamentales, ya que no aceptan o ignoran que existe una diversidad cultural, social y económica de pueblos que se sienten amenazados en su existencia tradicional. Si bien es cierto que existen diferencias culturales, no se puede simplificar el actual conflicto de Afganistán en un simple choque de civilizaciones.
Con el fin de la guerra fría Estados Unidos se enfrentaba a la competencia de dos bloques económicos emergentes: el de Europa y Asia . La primera potencia mundial presentó un descenso en su fuerza económica con relación a la Unión Europea y al bloque económico de Asia Oriental (los tigres Asiáticos); bajo esta perspectiva existía la posibilidad de ser excluido económicamente del territorio Euroasiático, es por ello que las intervenciones estadounidenses no deberían ser consideradas solamente como reacciones a los ataques

recibidos el 11 de septiembre, sino también como una respuesta a este nuevo cuadro geopolítico.
Afganistán ha estado históricamente en un sitio considerado estratégico, entre el sur de Asia, Asia Central y Oriente Medio, también se encuentra situado convenientemente a lo largo de una ruta de oleoducto propuesta por empresas estadounidenses que va desde los campos petrolíferos del mar Caspio al Océano Indico.
En vista de que Estados Unidos ya había situado tropas en la vecina republica ex-soviética de Uzbekistán antes del 11 de septiembre y establecido nuevas bases y derechos de asentamiento en Afganistán, Uzbekistán, Pakistán, Kirguizistán y en menor medida en Tayikistán durante la guerra, se podría especular que más que una reacción a los ataques terroristas que sufrieron, pretenden aprovechar la continua inestabilidad en Afganistán para establecer permanentemente la presencia militar de este país en esta región, e incluso instaurar el dólar como la nueva moneda afgana, en donde aparentemente las bases militares estadounidenses garantizarían una nueva infraestructura para el petróleo del mar Caspio.
Cada intervención de los Estados Unidos en la región de Asia central, a dejado una lista de nuevas bases militares, donde nunca antes habían estado. El desarrollo de los países Europeos y del Asia Oriental podría disminuyan el poder económico de los Estados Unidos,
aún cuando en asuntos militares siga siendo una Super Potencia. Este dominio militar se a reflejado en el control de nuevas regiones estratégicas, quizás para crear o mantener su fortaleza económica.
En base a todo lo anterior y con la supuesta finalidad de apoyar a la guerra interna de cada país; el problema radica en que al finalizar estas intervenciones, las tropas estadounidenses no se retiraban, generando resentimiento dentro de las poblaciones locales, por lo que pareciera que estas bases no fueron construidas simplemente para ayudar a los países en conflicto, sino más bien que estas ofrecían una conveniente oportunidad para establecer bases militares.
En 1991 durante la guerra del golfo Estados Unidos trajo consigo el asentamiento de grandes bases militares en Arabia Saudita y Kuwait, así como derechos de establecimiento en los estados del Golfo de Bahrarin, Qatar, Omán y los Emiratos Árabes Unidos; cumpliendo un rol estratégico en cuanto al aseguramiento y control de las fuentes de crudo de las potencias económicas europeas y de Asia Oriental, además de buscar dominar potenciales disidencias internas en las monarquías ricas en petróleo.
de los puntos neurálgicos de estos acontecimientos, fue el asentamiento de las tropas estadounidenses en Arabia Saudita, considerada por el mundo islámico como tierra santa, hecho que

contribuyo a aumentar la mala reputación ya existente de los Estados Unidos en la región.
En general es evidente que hubo prioridades geopolíticas que explican porqué Estados Unidos se halla involucrado en guerras tales como, la del Golfo, la de Somalia, la de los Balcanes y actualmente en Afganistán.
En Febrero de 1991, Estados Unidos lanzó la guerra terrestre contra Irak, a pesar de que Saddam ya estaba retirándose de Kuwait bajo el plan de retirada sovietico.
En 1992, nuevamente el estadounidense mandó tropas a pesar de que la hambruna que uso como justificación ya había disminuido.
En 1999 Estados Unidos también entro en guerra con Servia para reforzar su salida de Kosovo, a pesar de que Yugoslavia ya había cumplido muchos de los términos de retirada en la conferencia de Ramboullet.
En el 2001 Afganistan fue atacada sin puesto presión diplomática sobre los talibanes para que entregaran a Bin Laden. Aparentemente Estados Unidos fue a la guerra no como último
recurso, sino porque vio la guerra como una buena oportunidad para lograr mayores metas.
Tanto si miramos las guerras de los EE.UU. de la década pasada en el Golfo Pérsico, Somalia, los Balcanes o Afganistán, o las posibles nuevas guerras en Yemen, Las Filipinas o Colombia / Venezuela, Irak, Irán y Corea del Norte, aparecen los mismos temas comunes. Las intervenciones militares de los EE.UU. no se pueden relacionar todas con problemas por el petróleo (o más bien de beneficios económicos del petróleo), aunque muchas de las recientes guerras sí que pueden tener sus raíces en políticas del petróleo. Casi todas ellas pueden relacionarse con el deseo de los EE.UU. de construir o reconstruir bases militares.
Quizás los EE.UU. están introduciéndose agresivamente en nuevas regiones del mundo para evitar que sus competidores hagan lo mismo. La meta sería incrementar el control de las empresas estadounidenses sobre el petróleo que necesitan Europa y Asia Oriental, ya se encuentre el petróleo en el Mar Caspio o en el Caribe. Así como también establecer nuevas esferas de influencia norteamericanas.

Impactos generados por el actual conflicto en Afganistán
Los ataques terroristas del año pasado, fueron perpetrados en el bien llamado centro mundial del comercio, esto por supuesto que genero un impacto negativo en las actividades bursátiles de los Estados Unidos desestabilizando la mayor parte de su economía; a la vez que afecto en consecuencia a muchas otras bolsas de valores del planeta, "en efecto dominó", ya que la bolsa de valores estadounidense influye de manera importante en muchos mercados bursátiles.
Los ataque terroristas de septiembre han debilitados las perspectivas de crecimiento económico y el clima empresarial en todo el hemisferio. Al quedar la economía domestica de los Estados Unidos afectada, también fueron afectadas las economías de sus vecinos. Y estas dificultades económicas, a su vez, amenazan con empeorar los problemas democráticos y de seguridad.
Bajo este mismo enfoque económico, los Estado Unidos y el mundo entero vio deprimirse la industria turística, como consecuencia de un pánico colectivo, en donde la población mundial se sentía insegura al viajar y asistir a lugares con grande concentración de gente.
En América Latina en particular, Argentina no logra salir de sus problemas y las autoridades competentes siguen sin darle apoyo, ya que concentran sus esfuerzos en intereses muy propios derivados en
gran mayoría de los ataque del once de septiembre. Por otro lado México sintió el impacto de la pronunciada desaceleración en Estados Unidos. Los nuevos controles fronterizos y la disminución del consumo en Norte América afectaron el intercambio comercial entre México y Los Estados Unidos; mientras que las economías más pequeñas del resto de la región se mueven entre los golpes del clima, la desestabilización de la economía mundial y los disturbios sociales pertenecientes a cada país.
Otro impacto dentro de la economía mundial, fue que gran cantidad de aerolíneas de todo el mundo se encontraron en dificultades financieras, y se vieron forzadas a despedir a parte de su personal a causa del la disminución del uso de viajes aéreos. Los despidos de personal de aerolíneas se extendió a otros sectores del mercado de trabajo. Por cada empleo perdido de vuelo directo, por lo menos se pierden cuatro empleos en tierra en aeropuertos, y aproximadamente se perdieron tres alrededor del perímetro de los aeropuertos en los hoteles, el transporte y los servicios de apoyo.
En materia de política exterior la respuesta a los ataques del 11 de septiembre del 2001, por parte del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados, fue elaborar un enfoque de cuatro componentes para enfrentar estas amenazas terroristas: primero se pidió a todos los países ratificar los 12 tratados internacionales contra el terrorismo, los cuales permiten aumentar la cooperación internacional. En segundo lugar se ha estado trabajando con los países de todo el mundo para
asegurar la identificación y la confiscación de bienes financieros del terrorismo, donde muchos gobiernos han creado, o están en proceso de crear, unidades de investigación financiera. Tercero el gobierno americano trabaja arduamente para asegurar que el terrorismo sea criminalizado en todas sus formas; y por último se esta trabajando para mejorar los controles fronterizos en Estados Unidos y la mayoría de los países del mundo.
La atención del mundo se ha volcado sobre Asia Central en busca de nuevas redes terroristas, viejos asuntos se han intensificado, como por ejemplo el conflicto palestino israelí y la disputa entre la India y Pakistán sobre la región de Cachemira, donde parte de la comunidad internacional de alguna manera ha encontrado la oportunidad de relacionar estos conflictos con los ataques terroristas, quizá en busca de apoyo para dar solución a dichos conflictos.
En esta categoría también ha sido notorio el conflicto dirigido al interior del mundo musulmán, entre la corriente que apoya al régimen talibán y quienes apoyan a regímenes modernos.
Entre las cosas que realmente han cambiado como consecuencias de los ataques terroristas del once se septiembre, lleva la delantera la sensación generalizada de que el mundo se ha vuelto más inseguro. El mundo, le ha prestado más atención a la amenaza que representan las redes terroristas. Muchas otras cosas se desprenden de esto, desde controles más estrictos de seguridad en los
aeropuertos y los aviones, mayor cooperación entre las instituciones de inteligencia de los países, hasta leyes más estrictas para aprehender sospechosos de terrorismo y castigar a los culpables.
En el ámbito del poder global, el presidente ruso Putin, aprovechó la oportunidad para presentar a su país como un aliado estratégico de los Estados Unidos.
Por otro lado, se formo una gran coalición de países unidos contra cualquier actividad terrorista, en la que prácticamente, no ha habido divergencia. La ONU mostró su apoyo , autorizando a los Estados Unidos a la adopción de medidas de fuerza.
El mundo quedo en una etapa de transición en las que los conceptos de balance de poderes, seguridad internacional y domestica, son objetivos de revisión y reformulación profunda todos los días.

WEBGRAFIA:

lunes, 21 de marzo de 2011

conflicto en Afganistan

2010 fue el año más sangriento para los civiles en Afganistán

Afganistán se desangra. El número de civiles fallecidos en la guerra no cesa de ascender. 2010 fue el peor año desde que empezó el conflicto, hace una década: 2.777 personas murieron, un 15% más que en 2009. El informe anual de Naciones Unidas, publicado ayer, aporta estos datos y atribuye a los talibanes y otros grupos insurgentes la responsabilidad del 75% de los asesinatos, la mayoría en atentados con bombas, frente al 16% que causaron los ataques del Ejército afgano y la OTAN.

El documento advierte del aumento de la violencia en el norte del país, que se ha extendido desde las provincias del sur, como Helmand o Kandahar, donde se produjeron la mitad de los asesinatos de civiles. Los secuestros aumentaron en un 83%. En total, solo en los últimos cuatro años, 8.832 personas murieron por la guerra.

Tendencia "alarmante"

Con todo, la tendencia que Naciones Unidas califica de "alarmante" es la de los asesinatos selectivos de civiles que la insurgencia y los talibanes consideran colaboracionistas con el Gobierno o con la OTAN. Se cuentan por centenares: 462, el doble que en 2009. Los talibanes les acusan de ser espías, y no solo se trata de autoridades locales, sino de médicos, maestros, estudiantes u obreros. Los cooperantes también se han convertido en objetivo.
El documento recoge el notable descenso (un 26% menos) de muertos civiles provocados por los aliados y las fuerzas de seguridad afganas, sobre todo en ataques aéreos.
También en 2010 murieron bastantes más niños que el año anterior, un 21% más. A los niños los matan las bombas de los talibanes, con frecuencia en forma de atentado suicida (en un 44% de los casos) y los ataques de la OTAN y el Ejército afgano (en un 29% de las ocasiones). La expansión de la violencia, señala el informe, ha tenido un efecto "devastador" en niños y mujeres.
Los ataques de talibanes e insurgentes provocaron el 78% de los 4.343 heridos en 2010, con bombas o prácticas que "sistemáticamente aterrorizan a la población", dice el informe.

WEBGRAFIA:

http://www.elpais.com/articulo/internacional/2010/fue/ano/sangriento/civiles/Afganistan/elpepiint/20110310elpepiint_10/Tes

martes, 28 de septiembre de 2010

La OTAN comienza una operación clave para desterrar a los talibanes de Kandahar

La operación Golpe del Dragón ha comenzado y se esperan duros combates para desterrar a los talibanes de su bastión en Kandahar, al sur de Afganistán. El general brigadier Josef Blotz, portavoz de la Fuerza Internacional Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN , ha informado hoy en rueda de prensa que las operaciones conjuntas con las fuerzas de seguridad afganas han entrado en una fase decisiva. Se trata del primer combate a gran escala que incluye múltiples objetivos en esa provincia.
Específicamente la operación Hamkari (cooperación) dentro de Kandahar y sus alrededores ha comenzado una fase importante. Las operaciones de Golpe de Dragón que iniciaron ayer en los distritos de Zharay y Panjwai están en desarrollo y esperamos fuertes combates", ha dicho Blotz en la conferencia de prensa semanal.

Tanto Blotz como el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Zahir Azimi, han declinado ofrecer cifras de bajas en sus fuerzas, pero sí han informado de que las fuerzas de la coalición han matado a al menos cinco insurgentes desde ayer.

El objetivo de la operación, ha dicho el portavoz de la ISAF, es "destruir las posiciones de combate talibanes para que no tengan donde esconderse".

Kandahar es el lugar de nacimiento de los militantes talibanes y es su bastión más importante desde combaten desde hace un par de años a las fuerzas afganas y de la coalición. Blotz ha informado de que operaciones aéreas llevadas a cabo por la OTAN han destruido dos toneladas de explosivos caseros que iban a ser utilizados para cometer atentados suicidas y colocar bombas en las carreteras para emboscar a los aliados.

"Esta no es solo una operación militar que será liderada por las fuerzas de seguridad afganas, sino que también apuntar a mejorar la gobernanza, el proceso de desarrollo y restaurar el control del Gobierno en Kandahar", ha dicho Azimi en la rueda de prensa.

Una victoria en Kandahar es crucial para los esfuerzos del presidente estadounidense Barack Obama para dar un giro a la guerra en Afganistán, que el mes pasado.

Con más de 500 bajas mortales, 2010 está siendo el año más sanguinario para las tropas internacionales desplegadas en Afganistán desde la caída del régimen talibán en 2001, de acuerdo con el portal independiente icasualties.org, y más de 2.000 soldados de la ISAF han perdido la vida desde entonces.

Los talibanes secuestran a 30 empleados de la comisión electoral

Dos candidatos electorales se encuentran entre la treintena de personas secuestradas en Afganistán, según reconoció ayer un portavoz del Gobierno. Esta masiva toma de rehenes es considerada otra forma de presionar a los votantes que se suma al boicot declarado por los talibanes contra las elecciones legislativas que se celebran hoy en el país y de las que el presidente Hamid Karzai espera salir reforzado. La Comisión Electoral comunicó el rapto en la noche del jueves de un candidato en la provincia de Lagman, cuya autoría fue reivindicada posteriormente por los talibanes. Su captura se unió a la del candidato desaparecido hace tres días en la provincia occidental de Herat -donde se encuentra desplegado parte del contingente español-, quien fue secuestrado con tres de sus ayudantes. La comisión denunció también el secuestro de otros 10 empleados en la campaña electoral que desaparecieron en la norteña provincia de Badghis, en la que se encuentra el PRT (equipo de reconstrucción provincial) de España. El jefe de la Policía de Badghis, Sayed Ahmad Sameh, aseguró que los talibanes habían solicitado reunirse con los líderes tribales de la ciudad de Muqur, a los que finalmente capturaron.

Desde el inicio de la campaña política se han producido numerosos secuestros y ataques por parte de los principales grupos insurgentes, que han anunciado su boicot a los comicios. A las elecciones concurren 2.556 candidatos que se disputarán los 249 escaños de la Cámara Baja. Frente a las amenazas de violencia y de fraude, la Comisión Electoral ha decidido mantener cerrados 938 de los 6.835 colegios electorales.

Pero, pese a las dificultades y obstáculos interpuestos por los talibanes y a la corrupción rampante de las instituciones del país, el proceso de democratización en Afganistán prosigue. Una mínima esperanza se abre hueco entre el escepticismo total tanto de la población -más preocupada por los altos niveles de violencia y el temor a las amenazas de los talibanes- y el de la comunidad internacional para la que cualquier resultado mínimamente más legitimado que los de las desastrosas elecciones presidenciales de 2009 significará un paso adelante.

A lo largo de la última semana de campaña se han acumulado advertencias y denuncias de diversas organizaciones de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que coinciden en que el país sigue sin estar preparado -nueve años después de la invasión estadounidense- para celebrar unos comicios limpios y democráticos.

Las razones son las de siempre: falta de seguridad y desconfianza hacia los mecanismos electorales, paralizados por el histórico clientelismo y la corrupción institucional. El sistema electoral afgano no permite partidos políticos, por lo que el Parlamento refleja la compleja realidad afgana: representantes de las etnias pastún (mayoritaria en el país), tayika, uzbeka y hazara se entremezclan con los sempiternos señores de la guerra, jefes tribales e intermediarios encargados de crear los bloques parlamentarios

lunes, 20 de septiembre de 2010

La muerte de civiles afganos se dispara


El asesinato de civiles en el conflicto armado de Afganistán se incrementó en un 20% en la primera mitad de 2010 con respecto a las cifras del mismo periodo del año anterior. En total, fallecieron 1.271 ciudadanos afganos, en su gran mayoría en ataques perpetrados por insurgentes pertenecientes a la red conformada por los radicales islamistas talibanes y Al Qaeda, según un nuevo informe de las Naciones Unidas publicado ayer.
"El coste humano de este conflicto se ha disparado. Las víctimas civiles se están incrementando de forma sustancial", aseguró ayer en conferencia de prensa Staffan de Mistura, el representante especial para Afganistán del secretariado general de la ONU. "Hemos visto que el 76% de las víctimas se le atribuyen o las reclaman los propios elementos antigubernamentales, incluidos los talibanes".
Tropas estadounidenses llegan a una base militar en la provincia de Kandahar.
En total, en los primeros seis meses de 2010 hubo 3.268 ciudadanos asesinados o heridos de gravedad. La mayor parte de esas víctimas, 2.477, fueron atacadas por los insurgentes islamistas. El resto, 386, por las fuerzas armadas afganas o por las tropas de la coalición militar liderada por la OTAN. Hay 405 víctimas colaterales de ataques que la ONU no ha podido atribuir a ninguno de los dos bandos. En total, el número de muertos y heridos ha aumentado un 31% respecto a 2009, según el informe, titulado Protección de civiles en el conflicto armado y elaborado por la Misión de Asistencia de la ONU para Afganistán.

Este año ha visto un incremento sustancial de una nueva práctica asumida generalizadamente por los rebeldes: los asesinatos selectivos. Los escuadrones eligen a víctimas civiles y las asesinan con premeditación, en una técnica que se ha incrementado en un 95% respecto a 2009. No solo eligen a candidatos políticos o líderes tribales moderados. De sus campañas no se salvan ni conductores ni maestros sobre los que pueda recaer la mínima sospecha de colaboración con las fuerzas armadas norteamericanas.

"El asesinato selectivo de civiles incluyó a gobernadores de los distintos distritos, miembros de la shura [consejo tribal de ancianos], líderes religiosos, profesores, personal de permiso de las fuerzas de seguridad nacionales de Afganistán, líderes tribales, así como a estudiantes, conductores de camión, médicos, trabajadores de la construcción y todos aquellos que trabajen para las autoridades provinciales y los Ejércitos y las organizaciones internacionales", asegura el informe.

Las dos principales formas de asesinato de civiles, sin embargo, fueron los atentados suicidas con explosivos y las bombas caseras, que conjuntamente aniquilaron a unas 557 personas, el 47% del total de víctimas.

El atentado con mayor número de víctimas este año fue perpetrado en Kandahar el 9 de junio, cuando un joven asesinó a 49 personas en un ataque suicida contra la celebración de una boda. Los talibanes han negado reiteradamente su autoría, aunque la ONU duda de ello. "Ese tipo de afirmaciones de los talibanes no son nuevas, y se usan normalmente para distraer la atención sobre aquellos ataques que causan grandes cantidades de víctimas civiles", reza el informe.

Está siendo este un año de especial ensañamiento con los niños afganos. El número de muertos y heridos menores de edad se incrementó en un 55% respecto a los seis primeros meses de 2009. Los radicales mataron a 74 de ellos, y las tropas progubernamentales, a 51.

En el informe se asegura que los rebeldes buscan activamente el asesinato de niños, "colocando explosivos en mercados o bazares muy transitados, a veces adheridos a bicicletas, o colocados junto a instalaciones, como parques, frecuentemente utilizadas por niños y mujeres".

El presidente estadounidense, Barack Obama, se marcó como prioridad el año pasado reducir a toda costa el número de víctimas civiles en Afganistán. En consecuencia, la OTAN ha reducido drásticamente sus bombardeos aéreos sobre localidades donde se sospeche que se alojan insurgentes. Si bien es cierto que el número de muertos y de heridos colaterales provocados por los ataques aliados y del Gobierno afgano se han reducido en un 30% respecto a 2009, los radicales han incrementado notablemente sus ataques contra civiles.

En consecuencia, los últimos años han visto un incremento continuado en las muertes de civiles. En los seis primeros meses de 2007 hubo 684 víctimas colaterales. La cifra casi se ha doblado este año. La gran diferencia es que ahora son los talibanes, Al Qaeda y sus asociados los principales responsables de esas muertes. Entre 2009 y 2010, el número de ciudadanos asesinados y heridos por los insurgentes se ha incrementado en un 53%.

"En conclusión", explicó ayer De Mistura, "estamos preocupados. Estamos muy preocupados por el futuro, porque el coste humano de este conflicto lo están pagando, desafortunadamente, desproporcionadamente los civiles afganos".


FUENTES:www.elpais.com/
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